EVANGELIO DE LUCAS.

14.06.2013 21:45

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Lucas cap. 7: v 1 al v 10

Cuando terminó de dirigir estas palabras al pueblo, Jesús entró en Cafarnaún. Había un capitán que tenía un sirviente enfermo y a punto de morir, a quien quería mucho. Habiendo oído hablar de Jesús, le envió algunos judíos importantes, para rogarle que fuera a sanar a su servidor.
Al llegar donde estaba Jesús, le suplicaban insistentemente, diciéndole: <Este hombre merece que le hagas este favor, pues ama a nuestro pueblo y edificó una sinagoga.>
Jesús se puso en camino con ellos, y no estaban muy lejos de la casa, cuando el capitán envió a unos amigos para que le dijeran: <Señor, no te molestes más, porque soy bien poca cosa para que entres en mi casa, por eso, ni siquiera me atreví a ir donde ti. Pero di una palabra solamente y mi sirviente sanará. Yo mismo, aunque soy un subalterno, tengo autoridad sobre mis soldados y, cuando le ordeno a uno que vaya, va; y si le digo a otro que venga, viene; y si digo a mi sirviente que haga algo, lo hace.>
Al oír estas palabras, Jesús quedó admirado, y, volviéndose hacia el pueblo que lo seguía, dijo: <Les declaro que ni en Israel he hallado una fe tan grande.>
Y, cuando los enviados volvieron, encontraron al servidor en perfecta salud.
ENSAYO:
Quienes estén aumentando su fe en Jesús Señor Nuestro al creer en él y en lo que nos dice a través del estudio y meditación de la Palabra de Dios que le fue confiada para transmitirla a la humanidad y que a pesar de sentirse indignos de que él entre en su ser, se han atrevido a ponerse frente a él con la intención de ser sanados en cuerpo, mente y espíritu, arrepintiéndose de todo aquello que los ha conducido a actuar y comportarse en forma inadecuada con sus semejantes, sabiendo, que para corregir esta situación, deberán limpiar de sus mentes toda esa basura tradicional acumulada en ellas y así prepararlas para que Jesús sea entronizado en el centro y sea construido el Templo que será morada de Dios en su Trinidad Santa y Perfecta, para que cuando se le pida cualquier cosa al Padre en el Nombre de Jesús, Jesús dirá solamente una palabra y será dado lo pedido porque verdaderamente se estará creyendo en la autoridad que el Padre depositó en él por sobre todas las cosas visibles e invisibles.

Lucas cap. 7: v 11 al v 17

Jesús se dirigió poco después a un pueblo llamado Naím y con él iban sus discípulos y un pueblo numeroso. Pues bien, cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar a un hijo único cuya madre era viuda. Una buena parte de la población seguía el funeral.
Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: <No llores.> Después se acercó hasta tocar la camilla. Los que la llevaban se detuvieron. Dijo Jesús entonces: <Joven, te lo mando, levántate.> Y el muerto se sentó y se puso a hablar. Y Jesús se lo devolvió a la madre.
El temor de Dios se apoderó de todos, y lo alabaron con estas palabras: <Es un gran profeta el que nos ha llegado: Dios ha visitado a su pueblo.> Y por toda la Judea y por las regiones vecinas contaban lo que Jesús había hecho.
ENSAYO:
Así muchos reconoceremos que Jesús nos ha sacado de enfermedades y situaciones que nos podría haber provocado la muerte, pero: ¿Cuántas veces recordamos eso? Y, ¿Cuantas veces le hemos dado las gracias a Dios en el Nombre de Jesús por su misericordia? ¿Lo hemos hecho así, o le hemos dado la honra, gloria y alabanza al hombre?
Pero este relato y esos milagros en la vida de muchos va más allá de lo que entendemos en forma tradicional, pues a través de ellos, él nos está diciendo que se nos está otorgando a través del estudio, reflexión y meditación de la enseñanza de Jesús, el camino a la verdad y a la vida verdadera, en los tiempos, en el orden y propósito de Dios para los que fuimos creados, por lo que Jesús nos está llamando para invitarnos a salir de este mundo tradicionalmente religioso y materialista que provoca la muerte aún estando vivos, para que todo eso sea colocado como estrado del conocimiento y la Sabiduría de Dios y seamos introducidos a su Reino en la abundancia en este mundo, y a la vida verdadera en el mundo venidero.

Lucas cap. 7: v 18 al v 23

Los discípulos de Juan lo ponían al tanto de todo esto. El, llamó a dos de ellos, los envió para que preguntaran al Señor: <¿Eres tu el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?>
Llegados donde Jesús, esos hombres le dijeron: <Juan Bautista nos manda decirte: <¿Eres tu el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?>
En esos momentos Jesús sanaba a varias personas afligidas de enfermedades, achaques y de espíritus malignos, y devolvía la vista a algunos ciegos. Jesús, pues, contestó a los mensajeros: <Vayan a contarle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia la Buena Nueva a los pobres. Y además ¡feliz el que se encuentra y no se confunde conmigo!>
ENSAYO:
Así como Juan Bautista tuvo por breves momentos la duda de que Jesús fuera el Mesías anunciado, motivado tal vez por su condición de hombre y porque él no había recibido algo personal que le hiciera sentirse confiado de que así fuera, mandó a sus discípulos para que Jesús le confirmara que él era el esperado, porque tal vez también, Juan se preguntaba si Jesús sería capaz de librarlo de lo que le estaba sucediendo, y si era así, ¿Por qué demoraba en hacerlo?
La realidad es que Jesús fue enviado a cumplir con la encomienda del Padre, en tiempos, con orden y con propósito, para que cuando éstos fueran cumplidos se diera por terminada su encomienda en este mundo, por eso Jesús le contesta a Juan a través de sus enviados, que los milagros y prodigios que avalan su ministerio al cual fue enviado, estaban comenzando a realizarse, anunciándose a la vez la Buena Nueva a los pobres, y a través de esto, se estaba anunciando la culminación del ministerio al que Juan fue enviado.
Por eso nosotros que fuimos de los últimos que Jesús encontró, seremos muy felices porque a través del estudio, reflexión y meditación de su enseñanza en forma personal y de grupo, no seremos confundidos en nuestra fe porque hemos aceptado recibir y cumplir en la voluntad de Dios.
Así es y así será, porque todo aquel que ha salido de su escondite y ha permitido ser encontrado por Jesús y lo han reconocido como su Señor y Salvador, ha sido testigo del Poder que Dios depositó en él a través de los milagros y prodigios hechos en la humanidad entera, sin embargo, habrá momentos en que algunos de nosotros nos sintamos encarcelados en alguna dolencia o enfermedad o problemas y situaciones adversas que nos hará pensar y atrevernos a preguntarle: ¿ Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro? Pero a través de su Palabra, sabemos que están a punto de terminar todas esas situaciones adversas en nuestras vidas cuando comencemos a poner por obra su enseñanza y empecemos a cumplir, ahora nosotros, la encomienda a la que él nos envía, es decir: a guardar y enseñar a cumplir sus mandatos como la voluntad de Dios para aprender a separar convenientemente lo material de lo espiritual en los tiempos, en el orden y en el propósito de Dios para el hombre así como lo cumplieron en su tiempo, Moisés, Juan y Jesucristo, y ahora, nosotros, y al cumplir con la encomienda a la que Jesús nos envía, seamos restaurados en el Reino de Dios.

Lucas cap. 7: v 24 al v 30

Una vez que se fueron los enviados de Juan, Jesús se puso a decir a la gente, refiriéndose a Juan: <¿Que fueron a contemplar al desierto? ¿Una caña movida por el viento? ¿Que fueron a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Pero los que se ponen trajes elegantes y llevan una vida de placeres, están en los palacios de los reyes. Entonces, ¿que fueron a ver? ¿Un profeta? Eso si, y les declaro que Juan es más que un profeta, pues se refiere a Juan esta profecía: Mira que mando a mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino. Yo les aseguro que, entre los nacidos de mujer, no hay nadie mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más que él.> Toda la gente que lo oyó, hasta los publicanos, reconocieron el llamado de Dios y recibieron el bautismo de Juan. En cambio, los fariseos y los maestros de la Ley despreciaron el designio de Dios al no hacerse bautizar por él.
ENSAYO:
Juan cumplió su ministerio con sencillez y con el celo espiritual del temor de Dios, es decir, reconociendo su Omnipotencia, su Omnipresencia y su Omnisciencia. Por lo consiguiente, debemos despojar del primer lugar en nuestra mente a las cosas tradicionalmente religiosas y materialistas de la voluntad humana para colocar en ese lugar a las cosas espirituales que fluyen de la voluntad de Dios.

Lucas cap. 7: v 31 al v 35

<¿Con quién puedo comparar a esta clase de hombres? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos niños que, sentados en la plaza, se quejan unos a otros. Les tocamos la flauta y ustedes no bailaron, les entonamos canciones tristes y no lloraron. Lo mismo pasó con Juan Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y ustedes dijeron: Está endemoniado. Luego viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y ustedes dicen: es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y de personas malas. Pero la sabiduría de Dios fue la que dispuso estas cosas, y los suyos la reconocieron.>
ENSAYO:
Esta comparación que Jesús hace con los fariseos y maestros de la Ley por no creer en lo que Juan decía y después no creer en lo que Jesús proclama, se sigue dando actualmente en muchas personas religiosas, porque no se acaba de entender el mensaje que Jesús nos está transmitiendo a través de su enseñanza, es decir: el de ser liberados de todas las cadenas religiosas que obligan y oprimen al hombre en el Nombre de Dios, sin embargo estas personas religiosas siguen sin aceptar ser liberados de ellas por el miedo que les provoca renunciar a su actual forma de entender la voluntad de Dios y no pueden ver más allá de lo que podrían ver, por lo que estas personas se mueven entre dos o más doctrinas que los han limitado para conocer la Buena Nueva que Jesús anuncia, en la que, entre otras muchas cosas, saber que la voluntad de Dios permite a sus hijos comer de todo y a convivir con toda clase de personas porque sabrán resistirse a toda tentación de no creerle al Hijo de Dios.

Lucas cap. 7: v 36 al v 50

Un fariseo había invitado a Jesús a comer. Entró en casa del fariseo y se acostó en el sofá según la costumbre. En ese pueblo había una mujer conocida como pecadora. Esta, al enterarse que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, compró un vaso de perfume y, entrando, se puso de pie detrás de Jesús. Allí se puso a llorar junto a sus pies, los secó con sus cabellos, se los cubrió de besos y se los ungió con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo interiormente: <Si este hombre fuera profeta, sabría quién es y que clase de mujer es la que lo toca, una pecadora.> pero Jesús, tomando la palabra, le dijo: <Simón, tengo algo que decirte.> Simón contestó: <Di, maestro.>
<Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y el otro cincuenta. Como no tenían con que pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de los dos lo querrá más?>
Contestó Simón: <Pienso que aquel a quien le perdonó más.> Jesús le dijo: <Juzgaste bien.>
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: <¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré a tu casa no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella los mojó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tu no me besaste al llegar; per ella, desde que entró, no ha dejado de cubrirme los pies con sus besos. No me echaste aceite en la cabeza; ella en cambio, derramó perfume en mis pies. Por esto te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que demostró. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor.>
Después dijo a la mujer: <Tus pecados te quedan perdonados.> Los que estaban con él a la mesa empezaron a preguntarse: <¿Quién es este hombre que ahora pretende perdonar pecados?> Pero, de nuevo, Jesús habló a la mujer: <Tu fe te ha salvado, vete en paz.>
ENSAYO:
Cuando seamos invitados a sus casas por personas que actúan en lo religioso o espiritual bajo normas o sistemas de hombre, no debemos rechazarlos porque no podemos negarle a nadie la posibilidad de conocer de Dios a través de la enseñanza de Jesús y puedan reflexionar en ella, para que se den cuenta que lo que Jesús predica es para conducirnos a retornar al conocimiento de nuestra condición original de haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios, es decir: a nuestra condición espiritual, para así romper las cadenas tradicionalmente religiosas y materialistas que nos han mantenido atados a los gozos y placeres de este mundo, y para que así sea, deberemos poner en acción y con fidelidad la Buena Nueva que anuncia que el Reino de Dios se ha acercado al hombre.
Pero muchos, aún serán confundidos porque la forma religiosa de ver lo espiritual en sus vidas no concuerda con lo que la reflexión y meditación de la Palabra de Dios a través de Jesús les dice, y no se entiende cómo se puede seguir el camino a la verdad y a la vida siendo pecadores, sin embargo todos podemos acercarnos a Jesús sin importar sexo, religión, nivel cultural, social o económico, y si se cree en él y en su enseñanza, podremos hacer a un lado todo lo que nos lo ha impedido, como esta mujer que se postra a sus pies sinceramente arrepentida de sus pecados, lo que la hizo llegar hasta las lágrimas, lágrimas que fueron, y serán de todos los que las derramemos arrepentidos, como agua fresca en los pies de Jesús cansados del camino recorrido en busca de quienes anhelen entrar al Reino de Dios, camino andado en obediencia al ministerio que el Padre le encomendó, lágrimas, que serán como aceite bendecido derramado en su cabeza y caro perfume a sus pies. Lágrimas que serán secadas cuando verdaderamente hagamos nuestros sus mandatos y enseñanza y seamos perdonados. Entonces escucharemos: " Tu fe te ha salvado; vete en paz".

 

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